Después de casi dos años de legislatura en el consistorio de Castalla, la alcaldesa Maite Gimeno ve cómo le crecen los enanos; roto el pacto de legislatura con UCID, gobernando en minoría con el Bloc, ahora uno de los ediles de su grupo, Álvaro Palma, ha comenzado a votar en contra del equipo de gobierno en el pasado pleno del viernes y a hacer suyas reivindicaciones de UPyD. Si a eso le sumamos varios errores que han tocado el buque bipartito (lo de Maldita Nerea no se olvidará, porque fue Palma quien los trajo pero ella, como alcaldesa, se lo permitió o las denuncias de amiguismo en la contrata de la feria de San Isidro del año pasado) o la más reciente metedura de pata del artículo contra los funcionarios del ayuntamiento aparecido y desaparecido en la revistita de autobombo que cuesta una pasta... en fin, que se está cubriendo de gloria y llevando el proyecto de pluralidad política que tanta falta le hacía a nuestro pueblo a la deriva.
Y nos tememos que todo esto pasa por la mala elección de sus compañeros de viaje en la lista del PSOE y por su actitud siempre a la defensiva ante las críticas, aunque sean constructivas: así ha conseguido que varios ex-compañeros de partido de valía se hayan ido a casa o hayan dirigido su interés a otros fines, sociales o políticos. A poco que en el PP sean listos y limpien sus próximas listas, arrasarán y diremos adiós de nuevo por muchos años a la posibilidad de seguir gobernando desde la izquierda. Y la responsabilidad será de Maite, aunque no quiera verlo.
