El Juzgado número 2 de Ibi ha admitido a trámite la denuncia presentada el pasado verano por la dirección del PP de Castalla contra el alcalde de esta misma localidad, José Luis Prats, miembro también del PP. En la querella se acusaba a Prats de haber gestionado cerca de 250 afiliaciones a cambio de licencias de obras, y casí conseguir suficientes apoyos para lograr la presidencia local del partido. La denuncia también implicaba al alcalde en un presunto delito de apropiación indebida, dado que la agrupación local del PP no ha recibido los más de 2.000 euros de las cuotas que deberían haber aportado esos nuevos militantes.
Es preciso señalar que la querella estaba firmada, entre otros, por el ex alcalde y presidente local del PP, Juan Rico, que fue reelegido para el mandato en una asamblea en la que no pudieron votar los nuevos afiliados, lo que provocó una impugnación por parte del alcaldes Prats a instancias superiores del partido (a Valencia, porque es también muy amigo de Camps).
Por supuesto, esta historia tiene su continuación en los juzgados ya que a nivel político, el alcalde denunciado se niega a dar explicaciones de sus supuestas fechorías (cohecho y apropiación indebida) y carga con todas sus malas artes y la de la concejala McKenzie contra la oposición, sobre todo contra la portavoz socialista Maite Gimeno, incluso acusándola de xenófoba (está visto que Castalla Internacional es intocable para algunos).
El problema para Castalla es que todos estos líos están paralizando la ya escasa trayectoria del consistorio popular, es decir, que preocupados por salvarse de la quema de denuncias de unos a otros, dividido como está por la mitad el grupo popular, nadie hace nada ni se atreve a hacer, por supuesto. Todos quietos, que las tortas pueden venir de cualquier lado.
¡Qué lejanos quedan los días en que el recién elegido alcalde Prats tributaba el mayor de los homenajes al ex-alcalde Rico! Fanfarrias y oropeles, personajes excelsos como el Presidente de la Diputación, Sr. Ripoll (que no ya dará un euro a este pueblo hasta que Paneta no caiga), y todo retransmitido por TV con todo lujo de detalles (y en los plenos no se permite, ay señor) y muchas, muchas fotografías en el Crónica de Castalla, faltaría más.
Y ahora se acusan ambos alcaldes de trapicheos y chanchullos, en el ayuntamiento y en el partido. Ejemplarizante. ¿Y qué hace la gente de Castalla? Como siempre, se'n fot i calla.