Según los datos del INE de la población de 2009 de nuestro pueblo, recogidos por el Diario de Castalla, los empadronados somos exactamente 10.317 almas, como se decía antes.
Un análisis más profundo de dichos datos nos indica que hay 1.807 extranjeros en la localidad según el Padrón, siendo más de la mitad de nacionalidad británica (concretamente, 1.022). Es decir, el 10% de la población son oriundos del Reino Unido, casi todos en edad de votar.
Este colectivo va a ser decisivo a la hora de elegir alcalde en las elecciones municipales del año que viene. El actual, José Luis Prats, que no tiene un pelo de tonto, está siguiendo una estrategia encaminada a atraerse a la mayor parte de esta ciudadanía, mucha de ella residente en Castalla Internacional.
La denuncia presentada por algunos miembros de la ejecutiva del PP castallense contra el actual alcalde en parte reflejaba esa línea estratégica, ya que la concejala McKenzie ha ido afiliando a casi una cuarta parte de estos residentes al PP, un partido que tiene ahora mismo unos 150 militantes y sobre los que se les venía la "invasión" anglosajona de más de 200 nuevos afiliados. Y según la denuncia, gracias a la concesión de licencias urbanísticas concedidas graciosamente por el alcalde.
Esta retorcida estrategia, si Prats consigue salirse con la suya, está entregando el PP a manos de este grupo y como consecuencia directa, el Ayuntamiento. ¿Qué fuerza tendría Paneta en el PP sin esta gente? Ninguna, ya se ha visto en la reciente asamblea donde perdió ante Juan Rico. La concejal McKenzie y sus seguidores conocen su fuerza y si las altas instancias del PP valenciano y nacional hacen caso a Prats, se anularía la asamblea perdida y tendría lugar otra, pero esta vez con cerca de 400 afiliados y la convocatoria en inglés, of course.
Vayan preparándose los licenciados en Traducción e Interpretación y Filología Inglesa, que en el Ayuntamiento de Castalla próximamente harán falta varias plazas de técnicos lingüísticos.
Al tiempo.